Auxiliadora en boca de Don Bosco

María Auxiliadora aparece en la vida de Don Bosco y en su alma como “central y sintetizadora”. La auxiliadora es la visión propia que Don Bosco tiene de María. La lectura evangélica que hace sobre Ella, la vivencia de su propia vida y la de sus jóvenes salesianos, y su experiencia eclesial lo hacen percibir a María como auxiliadora del pueblo de Dios. Se la llama así ya que es ella la “Madre” que nos trae una importante ayuda de Dios. María Auxiliadora de los cristianos expresa la mediación de “mamá de Jesús” y nuestra madre.
Allá por los años 1860-1862, en plena madurez de Don Bosco, es cuando Él hace la opción mariana definitiva. Dirá: “La virgen quiere que la llamemos con el título de auxiliadora: los tiempos que corren son muy difíciles y tenemos necesidad de que la virgen nos ayude a conservar y defender la fe Cristiana. Por esto hace construir en Turín (Italia) un templo, el cual comienza a llevar acabo casi sin dinero. Con la ayuda de la caridad al máximo, Don Bosco lleva a cabo la obra. Decía que la construcción venía de la providencia.
Se hace colocar en el santuario de Turín un grandioso cuadro de 7 metros de alto en cuyo centro está la imagen de la Auxiliadora. Don Bosco mismo dio las instrucciones al pintor Lorenzone de cómo quería el cuadro, el cual confesaría luego que al diseñar el rostro de la virgen, una mano invisible guiaba los pinceles.
El 9 de Junio de 1868 se consagra el santuario de María Auxiliadora y la primera misa la da el arzobispo de Turín, Monseñor Riccardi, luego de ésta, Don Bosco celebró su misa.
Don Bosco solía decir: “cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de nuestra Auxiliadora”.
Porque Él confío su Obra a María y nos la regaló como madre, y reconociéndonos como parte de la familia Salesiana, es que queremos contemplar a María en su singularidad -como María-, en su femineidad -como mujer-, en su universalidad -como creyente-.
Al contemplarla podemos descubrir la mejor vivencia del evangelio. Porque nadie conoce mejor a Jesús que su madre, ni nadie realizó con mayor plenitud sus deseos. A María Auxiliadora podemos tomarla como espejo de las esperanzas, porque existe una nítida sintonía entre la figura de María (la del evangelio) y las expectativas, progresos y anhelos como personas, padres, abuelos, docentes y animadores salesianos.
Queremos poder acercarnos a nuestra Auxiliadora a través de algunos valores que nos invita a compartir con ella:
LA ATENCIÓN: el momento divino de la anunciación y el momento humano en las Bodas de Canaá
LO CONCRETO: visita a su prima Isabel. María decide escucharla y obrar.
LA ESCUCHA: guardaba estas cosas en su corazón La importancia de saber dar al prójimo. Simplemente escuchar y guardar en cada uno.
LA FIESTA: el magnificat. Desde lo cotidiano celebremos las pequeñas y grandes cosas que Dios tiene en su proyecto para todos.
LA TERNURA: Porque María es nuestra guía de amor respetuoso, atento y sensible, abierto a la reciprocidad.



VOS QUE VES LO QUE OTROS NO VEN. VOS QUE SABÉS LO QUE NECESITAMOS. MIRANOS Y CONTÁSELO A JESÚS. AMÉN.







Bety Freire - Catequista nivel primario

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