Talleres para padres: “Los límites: un mensaje de cuidado”


Queremos proponerle el último de los talleres de formación para padres de este año 2011. Hasta el momento, estamos muy contentos por la evaluación tan positiva y de agradecimiento que nos devuelven las personas que han participado en los 6 talleres ya realizados. 
La temática del próximo taller la denominamos: “Los límites: un mensaje de cuidado”, haciéndonos eco del título del libro, cuya autora es quien coordinará este espacio, la Lic. Claudia Gerstenhaber. El día a realizarse es el Viernes 25 de Noviembre de 19:30 a 22:00 hs.
Nos parece importante compartirles una presentación de esta profesional que convocamos para la coordinación del taller sobre los límites y un extracto de un artículo escrito por la misma: 


Prof. y Lic .  Claudia Gerstenhaber
Profesora y Licenciada en Ciencias de la Educación. Especialista en Formación de Formadores de Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Diplomada en Ciencias Sociales con mención en Gestión Educativa de FLACSO Facultad Latinoamericana de Ciencias. Sociales. Argentina. 
Ha realizado estudios en el extranjero en temas de educación: en el Instituto Tavistock de Relaciones Humanas, en el Centro Anna Freud de Londres y en el Robertson Center dedicado a la difusión de la obra de John Bowlby. (1980/81)
Se ha desempeñado como docente y Directora de instituciones de Nivel Inicial. Ha sido docente y coordinadora del Trayecto de Prácticas de Nivel Terciario del Profesorado Eccleston. Docente de Nivel Universitario en la Universidad de Buenos Aires carrera de Ciencias de la Educación y en La Universidad de La Matanza en la carrera de Trabajo Social.
Ha integrado equipos de investigación en el marco del proyecto UBACYT. 
Es autora del Proyecto: Postitulo Especialización Superior en Jardín Maternal del Profesorado de Educación Inicial Sara C. de Eccleston y se ha desempeñado como Directora y Profesora de diversos Seminarios del mismo.
Ha coordinado Programas de Capacitación en Cepa, Centro de Pedagogías de Avanzada. Ministerio de Educación (2001 y 2010) y Proyectos de Apoyo Institucional en la Dirección del Área de Educación Inicial entre 2001/2006 
Actualmente se desempeña como Profesora del Seminario Instituciones de Educación Temprana y Seminario espacios Institu cionales de la Maestría Problemáticas Sociales Infanto Juveniles de la Facultad de Derecho, UBA:
Es autora de libros: “Los límites, un mensaje de cuidado y “Educar y cuidar en el Jardín Maternal” de la Colección Temas y Problemas en el Nivel Inicial. AZ Editora. 


¿QUÉ SIGNIFICA PORTARSE MAL? (Extracto) Por Claudia Gerstenhaber

Entre el pasado y el presente

Los pensamientos, las creencias y preocupaciones que a través del tiempo fueron modulando la relación de los adultos con los niños se han ido transformando. Ciertas prácticas de crianza habituales en otros tiempos, como los castigos o humillaciones, hoy podrían parecernos abusivas o crueles. 
Sin embargo, estas prácticas sociales eran concebidas como algo natural o normal en ese momento y en ese contexto socio-histórico. Existía un consenso que les daba legitimidad y permanencia. En este sentido hablamos de un proceso de naturalización, cuando percibimos como naturales hechos que en realidad son culturales y por ello construidos y posibles de ser transformados. Por supuesto no se puede generalizar en forma absoluta, siempre hubo padres que amaron y trataron bien a sus hijos. En muchos casos los errores en la crianza se debieron más a la ignorancia que a la mala voluntad.
Del mismo modo podríamos encontrar que el trato que reciben hoy nuestros niños por parte de los adultos se encuentra en cierta medida sometido al mismo proceso de naturalización y legitimación. 
Nos proponemos centrar nuestra atención en las creencias que sostenemos con relación a los niños y sus necesidades. Buscamos comprender de qué manera nuestras prácticas educativas se organizan alrededor de creencias acerca de lo que es mejor para un niño. Para que una práctica social cambie es necesario modificar las creencias que la sostienen y le dan sentido. 
Como se dijo, estas formas de pensar determinan ciertas formas de hacer. Si se piensa que el niño es bueno por naturaleza, se dejará que se exprese libremente. Si se cree que un niño constituye una amenaza o un peligro, se lo castiga, se lo encierra o se lo controla privándolo de la libertad de movimiento. Si nuestra perspectiva es que los niños son pequeños perturbadores del orden, que tienen poder para alterar nuestras vidas, implementaremos estrategias de control para disciplinarlos.
Cabe preguntarse cómo concebimos la infancia hoy. ¿Cuáles son las creencias que construimos alrededor de la infancia y que sostienen los discursos y las prácticas educativas? 

En busca de nuevas significaciones

Sabemos que persisten en nuestras prácticas los modelos heredados. En el caso de la puesta de límites y la enseñanza de normas y valores nos encontramos con algunas modalidades que, si bien van cambiando en su forma, conservan los supuestos básicos de las relaciones establecidas con los niños en el pasado.
Reflexionemos acerca de la persistencia de los métodos de “control externo”. Este se refiere a todas las formas de intervención que procuran que el niño pueda frenar sus impulsos imponiéndole un control externo. De tal modo que el niño no aprende el autocontrol sino que restringe sus acciones para evitar un sufrimiento o una privación. Por ejemplo, cuando formulamos advertencias del tipo:  “si no se portan bien no podrán salir al recreo…”,  ” portate bien o vas a ver....” ,  “si no se callan no hay caramelos...”, etc. para mencionar algunas de las más simples y cotidianas. 
Estos modelos de intervención suponen que el niño aprenderá la norma y controlará sus impulsos para evitar un sufri miento que funciona como castigo. Lo que ocurre generalmente es que se obtiene una respuesta inmediata, o sea que son efectivos, pero no se logra un aprendizaje a largo plazo. Por eso “hay que repetir siempre lo mismo”. La repetición da cuenta que el control no lo realiza el niño, es externo.
El riesgo que se corre es que cuando el control externo desaparece, nos encontramos con que los niños ya mayores, se desbordan porque no han desarrollado el autocontrol, no han internalizado las normas, no han podido asumir los valores como propios. Simplemente han aprendido a obedecer momentáneamente y con el sólo propósito de obtener algo a cambio.
Generalmente los niños que se portan mal consiguen despertar molestia y rechazo en los otros. Así, confirman y refuerzan lo que ellos piensan de sí mismos: que no valen. Y, mientras no logremos que comiencen a sentirse bien, será muy difícil que puedan portarse bien ¿Cómo hacemos para quebrar esta secuencia de respuestas que se repiten una y otra vez?
 La propuesta es comenzar a ocuparnos de las emociones que están causando ese comportamiento. Esto es comenzar a pensar en la infancia considerando al niño como un sujeto que también tiene padecimientos, que  puede quedar inundado por fuertes emociones que no consigue tramitar solo, necesita ayuda. 
Los niños o jóvenes que se “portan mal” son sujetos con padecimiento psíquico: Lo mejor que podemos hacer para revertir esta situación es tratarlos con amor, tratar brindarles asistencia para reconocer y tramitar su padecimiento. Intervenir procurando que se sientan bien, mostrarles que son dignos de ser queridos y aceptados. Esto es concebir la educación como un proceso basado en una relación entre sujetos que dan y reciben amor.

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